Estudio bíblico: Descubriendo las enseñanzas en las Bienaventuranzas
El Discurso de la Montaña es sin duda alguna una de las enseñanzas más impresionantes de todos los tiempos. La sola imagen de Nuestro Señor abriendo su boca para compartir estas palabras lo convierte en algo sublime.

La santidad de Cristo se refleja en cada punto de las bienaventuranzas
La palabra Bienaventurado proviene del adjetivo griego Makarios que significa "feliz" o "dichoso". La traducción castellana de Makarios, Bienaventurados, deriva de una etimología que sugiere tener buena suerte o buena ventura.
Bienaventurados son los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Es común asociar la palabra "pobre" con la carencia de bienes materiales, pero nuestro Señor se refiere en realidad a aquellos que son pobres espiritualmente. Si invertimos el orden de la frase, podemos ver que el reino de los cielos pertenece a aquellos que son pobres en espíritu y, como consecuencia, son bienaventurados. Este orden y promesa se cumple cuando no hacemos nada fuera de la voluntad de Dios (Juan 5:19,30).
El término original utilizado para "pobres" es Ptöchoi, que también se encuentra en Lucas 16:20 y significa "agacharse" o "ponerse de cuclillas". Esto implica una actitud de adoración y la comprensión de nuestra verdadera naturaleza miserable, es decir, somos pobres espiritualmente en todos los aspectos, pero Dios, en su misericordia, nos ofrece perdón por nuestros pecados.
Interpretación de las felicidades divinas y su simbolismo
Cada bienaventuranza está dirigida a un grupo específico de personas que están desarrollando la cualidad mencionada gracias al Espíritu Santo en sus vidas. Y ese es precisamente el objetivo: cultivar el carácter que Dios anhela ver en sus hijos. A cada grupo se le promete la bendición correspondiente.
Los primeros son aquellos que, reconocen su pobreza espiritual y buscan a Dios como su Salvador. Con humildad de corazón, se acercan ante la presencia de Dios para suplicar su misericordia y perdón (ver Lucas 18:9-14). Es aquí donde comienza nuestro camino con Jesús: al reconocer que no somos salvos por nuestros propios méritos, sino por su gracia y misericordia.
El pobre en espíritu anhela reflejar el carácter de Jesús y glorificarlo en su vida. Vive con humildad, sometido al señorío de Cristo. Podemos ver que su recompensa, el reino de los cielos, ya le pertenece. No tiene que esperar al futuro, puede experimentar la realidad del reino de los cielos en el presente.
Qué significa bienaventurado
Cuando encontramos la palabra «bienaventurado» (o «dichoso», según la traducción), debemos entenderla como alguien con gran privilegio. Las personas mencionadas en el texto bíblico son consideradas bienaventuradas, dichosas y privilegiadas. Y esto no es algo que sucederá en el futuro, ¡ya lo son!
En la sociedad actual, se considera afortunados a aquellos que poseen riquezas materiales, una posición social elevada o prestigio. Sin embargo, Jesús nos presenta una perspectiva diferente de lo que realmente significa ser bienaventurado o dichoso.
Los Benditos Preceptos Sendero hacia un Futuro de Renovación y Humanidad Plena
Las bienaventuranzas de Jesús: la carta magna del Reino de los cielosLas palabras de Jesús sobre las bienaventuranzas son como una ley fundamental para el Reino de los cielos. Estas fueron dadas a los humildes de espíritu, a los que sufren, a los mansos, a aquellos que anhelan justicia, a los compasivos, a los puros de corazón, a los pacificadores y a los perseguidos por hacer lo justo.Otras Bendecidas Voces en los Salmos Sagrados
¡Qué afortunado es aquel hombre que no sigue los malos consejos, ni camina por la senda de los pecadores, ni se rodea de blasfemos! Por el contrario, su deleite está en la ley del Señor, y en ella medita día y noche. Él es como un árbol plantado junto a las aguas de un río, cuyas hojas nunca se marchitan, y en su tiempo da frutos abundantes. ¡Todo lo que hace prospera de manera fulminante! (Salmo 1:1-3)
Bendito es aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran los pecados y el Señor no tiene en cuenta su maldad. Dichoso es aquel cuyo espíritu está libre de engaños y malicias. (Salmo 32:1-2)
Felices son todos aquellos que temen al Señor y caminan por sus caminos. Todo lo que obtengas con tus manos será para tu propio beneficio y gozarás de dicha y prosperidad. (Salmo 128:1-2)