Décimo séptima semana Misas del miércoles según San Ignacio en 2024
Durante su juventud, mientras servía como soldado, sufrió una lesión en una confrontación que cambió completamente su vida, llevándolo a dejar atrás su pasado de inmoralidad. Después de graduarse de la Universidad de París, en Roma decidió establecer la Compañía de Jesús. Fue él quien creó los ejercicios espirituales con el fin de fomentar la reflexión y el autoanálisis.
Evangelio del Día
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la multitud y les planteó una nueva parábola: "Imaginen el Reino de los cielos como una semilla de mostaza que un hombre plantó en su huerto. Aunque sea la más pequeña de todas las semillas, una vez que germina, crece y se convierte en un arbusto más grande que todas las hortalizas. Entonces, los pájaros vienen a hacer sus nidos en sus ramas".
Además, les contó otra parábola: "El Reino de los cielos se asemeja a la levadura que una mujer tomó y mezcló con tres medidas de harina, haciéndola fermentar hasta que toda la masa quedó fermentada".
Jesús utilizó estas parábolas para explicarles a la multitud la grandeza y el poder del Reino de los cielos. Aunque puedan parecer insignificantes al inicio, tanto la semilla de mostaza como la levadura tienen un gran impacto una vez que se desarrollan y crecen.
Al igual que la semilla de mostaza se convierte en un arbusto grande y acogedor para los pájaros, el Reino de los cielos se extiende y da cobijo a todos aquellos que encuentran su lugar en él. Y al igual que la levadura hace que la masa crezca y sea alimentada, el Reino de los cielos nutre y fortalece a aquellos que forman parte de él.
Por lo tanto, recordemos que aunque el Reino de los cielos puede comenzar pequeño, su efecto es grandioso y transformador, y nos invita a ser parte de él. ¡Que cada uno de nosotros sea como la semilla de mostaza o la levadura, creciendo y contribuyendo a la grandeza del Reino de los cielos!
Jornada del Miércoles en la Décima Séptima Semana del Año
Lamentaciones del Profeta Jeremías 15, 10. 16-21
¡Desgracia de mí, madre mía, por haber sido engendrado como un hombre de pleitos y conflictos para todo el país! Ni he prestado ni me han prestado, y todos me maldicen. Cuando encontraba tus palabras, las devoraba, eran mi fuente de gozo y la alegría de mi corazón, porque Tu nombre fue pronunciado sobre mí, Señor Dios de los Ejércitos. No me senté a disfrutar con los que se divertían, por Tu mano fui forzado a sentarme solo, pues me colmaste de ira. ¿Por qué se ha vuelto crónica mi herida, y mi llaga, enconada e incurable? ¿Por qué me has convertido en un arroyo que nunca se seca?
¡Oh, cómo pesa sobre mí el peso de ser llamado constantemente a lidiar y pelear por la verdad y la justicia en esta tierra! Ni yo he recibido ayuda ni he encontrado quienes me presten apoyo. En cambio, todos me maldicen por mi fidelidad a Tu palabra. Pero en Ti, y en Tu palabra, encontré mi verdadero gozo y mi verdadera alegría. Y aunque mi corazón anhelaba descansar entre aquellos que se entregan al placer y la diversión, Tú me sostuviste con Tu mano y me apartaste de este camino engañoso.
Ahora, sin embargo, me siento solo y herido. ¿Por qué mi herida siempre sangra y nunca cicatriza? ¿Por qué mi dolor se hace más profundo y mi sufrimiento, más intenso? ¿Por qué, cuando más te necesito, parece que Tú te has vuelto como un arroyo que fluye lejos de mí? Llena mi corazón, Señor, con Tu paz y Tu providencia, y sana mi alma de todas mis aflicciones. Que Tu nombre sea siempre pronunciado sobre mí, y que Tu amor siempre me sostenga y me guíe. Amen.
Evangelio del Día
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la multitud y les habló así: "El Reino de los cielos es como un tesoro que se esconde en un campo. Al encontrarlo, uno lo vuelve a tapar y, lleno de gozo, va y vende todo lo que tiene para comprar ese campo. También es como un comerciante en busca de perlas preciosas, al hallar la perla más valiosa, vende todo lo que tiene para adquirirla. Además, se asemeja al caso de los pescadores que lanzan su red al mar y recolectan peces de todas las especies. Cuando la red está llena, la...
El Reino de los cielos es una realidad fascinante que se compara a un tesoro oculto en un campo. Quien lo encuentra, lo cubre de nuevo y, lleno de felicidad, vende todo y adquiere ese campo. También es semejante al buscador experto de perlas, al hallar una de gran valor, vende todo lo que posee y la compra. Además, se asemeja al caso de los pescadores que arrojan su red al mar y capturan peces diversos. Cuando la red está llena, la...
El legado de San Ignacio de Loyola Recordando al presbítero en
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31 - 11, 1
Hermanos: Si coméis, bebéis o hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo en nombre de Dios y para su gloria. No seáis motivo de tropiezo para nadie, ni para los judíos, ni para los griegos, ni para la Iglesia de Dios. Yo, por mi parte, trato de complacer a todos en todo, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, con el fin de que puedan ser salvados. Seguid mi ejemplo, así como yo sigo el de Cristo.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 (R.: 9a)
R. Probaste y verás que el Señor es bueno.
Bendeciré al Señor en todo momento, su alabanza estará siempre en mi boca.
En el Señor se gloría mi alma: que los humildes lo oigan y se alegren. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.
Busqué al Señor y él me respondió, me libró de todas mis ansias. Todos los que lo contemplan quedan radiantes, sus rostros no se avergüenzan.
Este pobre gritó y el Señor lo escuchó, lo salvó de todas sus angustias. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Probad y ved qué bueno es el Señor, dichosos los que se acogen a él.
El evangelio del día
El Reino de los cielos es como una pequeña semilla de mostaza que un hombre siembra en su huerto y crece hasta convertirse en un arbusto más grande que las hortalizas. Además, los pájaros llegan a hacer sus nidos en sus ramas. Jesús compartió esta parábola con la multitud para ilustrar la magnitud del Reino de los cielos, que puede surgir de algo pequeño y aparentemente insignificante.
Luego, les contó otra parábola, planteando otra comparación entre el Reino de los cielos y la levadura. Una mujer la mezcla con tres medidas de harina, y con su acción, la masa crece y se expande en todo su contenido. De la misma manera, el Reino de los cielos se extiende y esparce su influencia a lo largo de todos los corazones y mentes.
Es interesante notar que en ambas parábolas, Jesús utiliza imágenes cotidianas y sencillas para explicar conceptos espirituales complejos. Las semillas, la harina y la levadura son elementos comunes que todos pueden entender, lo que nos enseña que la sabiduría del Reino de los cielos puede ser comprendida por todos, independientemente de su estatus social o nivel de conocimiento.
Esta enseñanza también nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones pueden tener un impacto significativo en la expansión del Reino de los cielos. Así como la mujer mezcló la levadura con la harina, nosotros también podemos ser instrumentos para propagar la sabiduría de Dios en el mundo, comenzando con nuestras acciones diarias y llegando a todos los rincones.
Como los pájaros que encuentran refugio en el arbusto de mostaza y la masa que se expande gracias a la levadura, podemos encontrar en el Reino de los cielos la paz y la abundancia que anhelamos.
Lectura del Día
En aquellos días, Moisés desciende del monte y vuelve con las dos tablas de la alianza en sus manos, cuya escritura divina estaba presente en ambos lados. Las tablas fueron creadas por Dios y la escritura grabada en ellas también es su obra. Al escuchar los gritos del pueblo, Josué se preocupa y le comenta a Moisés sobre los sonidos de guerra que provienen del campamento. Moisés le responde con calma: "No son gritos de victoria ni lamentos de derrota. Lo que escucho son cantos de celebración". A medida que Moisés se acerca al campamento y presencia la adoración al ídolo del becerro y las danzas paganas, su ira se enciende y con furia arroja las sagradas tablas, rompiéndolas en pedazos.
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