Descubre quiénes son los hijos e hijas de Dios – Guía completa

Nosotros, al contemplar de frente como en un espejo la magnificencia del Señor, somos renovados en su esencia y reflejamos su imagen cada vez con mayor esplendor. Todo ello gracias al Espíritu del Señor que nos guía. 2 Corintios 3:18.

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Los Orígenes Divinos El Verdadero Significado de los Hijos de Dios

¿Quiénes son estos hijos e hijas de Dios? Son personas que han sellado un pacto con Él y están comprometidos a cumplir Su voluntad. Han rechazado una vida egoísta y hedonista para seguir a Jesús en una existencia de sacrificio y redención. El Espíritu de Dios habita en ellos, otorgándoles fuerza para resistir el mal y buscar el bien. Obedecen Su voz y cumplen Sus mandamientos. Al igual que Moisés en su juventud, eligen sufrir en lugar de disfrutar los placeres pasajeros del pecado. Moisés entregó su vida por...

Sus acciones no salen en televisión, no son comentadas ni seguidas por miles de personas. No buscan reconocimiento público ni son figuras famosas. Sin embargo, en su vida diaria, realizan una labor valiosa en el silencio. Están siendo moldeados a la semejanza de Jesús, su Maestro, a la imagen de Dios, pura y santa. No actúan según sus emociones o impulsos pasajeros. Reflexionan y consideran qué es lo que agrada a Dios. Escogen ir en contra de las corrientes pecaminosas y optan por hacer lo correcto. Cuando sus sentimientos fluctúan y son tentados a dudar, se mantienen firmes en la Palabra de...

La más valiosa y efectiva convocatoria

El llamado más valioso y beneficioso ha sido recibido por aquellos que ya son hijos de Dios. Son un linaje escogido, un sacerdocio real, una nación bendita y un pueblo adquirido por Dios. Su propósito es glorificar y anunciar las maravillas de Aquel que los llamó de las sombras a Su increíble luz. En sus corazones, honran y alaban a Dios por hacer esta obra increíble en ellos. Son un testimonio viviente de Su bondad, poder y gracia.

Además, estos hijos de Dios ya han encontrado comunión con sus hermanos y hermanas espirituales en todo el mundo. Juntos, comparten el mismo sentir y propósito. Dejan de lado sus diferencias y se unen en amor y unidad, inspirándose unos a otros en su caminar con Dios.

Llegará el momento en que cada hijo e hija de Dios será llevado a su legítimo hogar celestial, donde reinarán junto a Dios en amor y justicia. En ese momento, sanarán a las naciones, consolando a los quebrantados de corazón y fortaleciendo a los débiles. Serán una luz para el mundo, enseñando a otros a ser puros y bondadosos.

¿Te gustaría formar parte de esta familia celestial? Aún estás a tiempo. Únete a este grupo victorioso, de valor incalculable, en crecimiento constante y fuera de lo común. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” Sigue los pasos de aquellos que ya han respondido al llamado y experimenta el amor, la gracia y el propósito de Dios en tu vida. 2 Corintios 6:18.

La pequeña elegida por el ojo divino

Dios cuida con amor a la niña más preciosa en Sus ojos. Está siempre dispuesto a ayudar a Sus hijos cuando lo piden, ofreciendo provisión tanto en lo espiritual como en lo terrenal. Con su ayuda, ellos se liberan de los pecados que los atan: el miedo a los hombres, la envidia, la preocupación, la inconformidad, entre otros. Y todas las situaciones, por difíciles que sean, resultan en bendición al ser oportunidades para fortalecer las virtudes de Dios en ellos. Los hijos de Dios están comprometidos con su llamado, activos en obras bondadosas, firmes en la fe y fieles a las leyes de Dios. Tienen un propósito y un rumbo en su vida...



Cada día, se preparan para su llamado celestial a reinar junto a Dios. Practican ser amables, humildes, obedientes, sinceros, generosos, puros y pacientes. Aman la justicia y defienden lo que es correcto. Aprenden a dominar sus pensamientos impuros, controlan su lengua y someten su cuerpo.



Los hijos de Dios no siempre aciertan a la primera. Sin embargo, el Espíritu de Dios los instruye y corrige. Se examinan a sí mismos cuando dicen, hacen o piensan algo que no está en línea con la Palabra de Dios, y aceptan Su corrección. Son valientes en medio de situaciones desafiantes, porque Dios está de su lado. Son decididos, nunca se rinden, aunque a veces sean tentados. Si llegan a caer en pecado, se arrepienten y vuelven a levantarse, pero llegará el día en que ya no volverán a caer. Con humildad, piden, buscan y llaman hasta que Dios les responde con Su poder y...

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