Significado del versículo No soy digno de tu presencia en mi casa

Cuando Jesús llegó a Cafarnaúm, un centurión se acercó a él, suplicando: "Señor, mi sirviente está en casa, postrado por una enfermedad paralizante y sufriendo terriblemente". Jesús respondió: "Me encargaré de sanarlo personalmente". Sin embargo, el centurión replicó: "Señor, no merezco que entres a mi hogar, una simple palabra tuya bastará para sanar a mi sirviente. Como comandante menor, ordeno a mis subordinados y ellos cumplen, lo mismo sucede con mi sirviente cuando le digo qué hacer". Estas palabras impresionaron a Jesús, quien se dirigió a sus seguidores y dijo: "Les aseguro que en Israel no he encontrado a nadie con tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de todas partes del mundo y tendrán un lugar en el Reino de los Cielos junto a los grandes patriarcas Abraham, Isaac y Jacob".

no soy digna de que entres en mi casa

San Mateo

En el pasado, en Cafarnaún, Jesús fue abordado por un centurión quien le dijo: "Señor, tengo a mi criado paralítico y sufriendo en mi casa". Jesús respondió: "Voy a curarlo". Pero el centurión le dijo: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa. Basta que lo digas y mi criado será sanado. Yo vivo bajo disciplina y tengo soldados a mi mando. Digo a uno: 'Ve', y va, a otro: 'Ven', y viene, y a mi criado: 'Haz esto', y lo hace". Al oír esto, Jesús se maravilló y dijo a los que le seguían: "Realmente..."

Isaías, hijo de Amós, tuvo una visión sobre Judá y Jerusalén en el futuro. En aquellos días, el monte de la casa del Señor será establecido en la cima de las montañas, por encima de las colinas. Todas las naciones vendrán a él y grandes pueblos caminarán diciendo: "Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos enseñará sus caminos y caminaremos en sus senderos, pues de Sión saldrá la ley y la palabra del Señor de Jerusalén". Él juzgará entre las naciones y será el árbitro de muchos pueblos. De las espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas. Las naciones ya no alzarán espadas unos contra otros ni aprenderán a pelear más. Casa de Jacob, vengan, caminemos juntos...

No soy digno

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