La cura a través del aire según Seña Lugina santiguadora de Canarias

Padecimiento ocasionado por la exposición a corrientes de aire o por resguardarse bajo la sombra de árboles frondosos, como por ejemplo la higuera, cuando se tiene el cuerpo en un estado de calor y sudoración.

rezado del aire

Los rituales de Seña Lugina como curandera

Seña Lugina: una mujer que ejercía como santiguadora y realizaba diversas prácticas para ayudar a los enfermos. Entre ellas, se incluían rezados, recomendaciones de plantas medicinales y apoyo en partos.

En su juventud, Seña Lugina recibía a los enfermos en su propia casa, pero tomaba medidas de precaución para evitar contagiarse. Solía atender en espacios abiertos como el patio o el recibidor. Otras veces, realizaba visitas a domicilio en los pueblos de Anaga.

Entre las enfermedades que curaba, se encontraban el mal de ojo, la erisipela, las carnes abiertas, el fuego salvaje, el mal aire, la nigua, la culebrilla, el sol, el susto y el empacho.

Es importante destacar que el mal de ojo era una de las enfermedades más conocidas en la tradición canaria y consistía en la transmisión de energía negativa hacia una persona, criatura o animal mediante una mirada envidiosa. Sin embargo, también podía ser causado involuntariamente...

Quién es Seña Lugina

La respetable Seña Lugina nació en 1887 en la pintoresca localidad de Las Mercedes, situada en la hermosa isla de Tenerife. Durante su extensa vida, pasó por diversas zonas de la comarca. Empezó en Las Canteras, pero pronto se mudó a San Lázaro y finalmente se estableció en San Benito, un barrio emblemático de La Laguna.


Como muchas mujeres de esa época, se inició en el mundo laboral como sirvienta, sin haber recibido educación formal. Sin embargo, a la edad de cuarenta años, dejó ese oficio para casarse y dar comienzo a su carrera como lechera.


Pero Doña Eloína no se limitaba a su trabajo como proveedora de leche, sino que además cumplía con su papel como santiguadora, algo que formaba parte de sus actividades diarias. De esa manera, lograba equilibrar su día a día entre el empleo, su hogar, su familia y las labores sagradas.

Santiguadoras o brujas

Por lo tanto, no es de extrañar que una mujer que practica rituales considerados paganos sea asociada con lo demoníaco, aunque esto solo sea resultado del miedo y la falta de conocimiento absoluto. Seña Lugina, una santiguadora reconocida, rechazaba firmemente cualquier relación con la brujería y rechazaba ser etiquetada como tal.

Conclusiones

A pesar de las discusiones, es indiscutible que figuras como la de Seña Lugina forman parte fundamental de nuestra historia y cultura. Esta valerosa mujer, haciendo frente a sus obligaciones y responsabilidades, se entregó por completo a su comunidad, restaurando la paz y el bien en aquellos que con fervor acudían a ella para buscar ayuda.

En un contexto en el que la opresión, la pobreza y la violencia eran moneda corriente, las curanderas se convertían en un refugio cercano, cálido y de confianza al que acudir cuando la desgracia tocaba a tu puerta. Por esta razón, Seña Lugina fue vista con tanto amor, respeto y devoción por su pueblo.

Y es que a veces solo hay que tener fe. Fe en esas mujeres que, desde su conocimiento y creencias, nos han cuidado y continúan haciéndolo.

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