Descubre la belleza del Baptisterio San Juan de Letrán en la Basílica de Letrán
La fachada de la Basílica de San Juan de Letrán, ubicada junto a una de las puertas de las antiguas murallas de Roma, es una impresionante muestra del estilo barroco. Esta magnífica construcción es el centro de una plaza que sigue siendo el escenario preferido para grandes eventos y conciertos. Se trata de una isla dentro de la ciudad, conocida como la Archibasílica del Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista. Como catedral de la diócesis de Roma, es el lugar donde se encuentra la sede episcopal del Papa y un imperdible en la lista de atracciones de la ciudad.
La Sagrada Escalera y el Santuario Supremo
Observando la frente principal de la Basílica de San Juan de Letrán, a su derecha se ubica el Santuario de la Escalera Santa. Este fue edificado por Domenico Fontana mediante orden del pontífice Sixto V en el año 1589. Este mismo papa fue quien trasladó hasta este sitio la Escalera Santa que existía en el interior del Palacio de Letrán.
De acuerdo a la tradición, cuando Santa Elena, madre de Constantino, realizó su peregrinaje a Tierra Santa, ordenó desmontar y trasladar a Roma la escalera que Jesucristo subió para presentarse ante Poncio Pilato. Actualmente, la escalera se compone de 28 peldaños elaborados en mármol blanco. Por devoción, se debe subir estos escalones arrodillado. Desde el año 1723, los peldaños están protegidos por una cubierta de madera. A ambos lados de la Escalera Santa se encuentran dos escaleras comunes que facilitan el acceso.
Una vez alcanzamos la parte más alta de la Escalera Santa, podemos admirar el interior del Sancta Sanctorum. Este es la Capilla privada de los Papas y alberga la imagen del Salvador Acheiropoieton, "no pintada por mano humana". En el entablamento sobre el altar, una frase en latín afirma "non est in toto sanctior orbe locus", que significa "no existe en todo el mundo un lugar más santo".
Historia de la basílica
La Archibasílica tuvo su origen en el siglo IV en Horti Laterani, un lugar que pertenecía a la familia Romana Laterani y que fue confiscado durante el reinado de Nerón. Tras esto, pasó a estar bajo el control del emperador y recibió el nombre de Domus Faustae.Constantino, el primer emperador en otorgar libertad religiosa a los cristianos, permitió la construcción de una basílica en este lugar.Después de la battaglia di Ponte Milvio en el año 312 d.C, se inició su construcción en honor a Cristo y fue consagrada por el papa Silvestre I en el año 324.
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El Espacio Sagrado de la Basílica
La Basílica de San Giovanni en Laterano, ubicada en Roma, está estructurada en 5 impresionantes naves que abarcan unos 130 metros de extensión.
El interior de la iglesia, caracterizado por un estilo barroco, fue en su momento transformado de manera radical por Francesco Borromini durante el siglo XVII.
Entre las decoraciones que aún se conservan de la estructura original se encuentran el ciborio gótico, el magnífico suelo de estilo cosmatesco y el cieloraso de la nave central, diseñado por Pirro Ligorio y ornamentado por Daniele da Volterra.
Uno de los aspectos más espectaculares de la Basílica son los impresionantes mosaicos del imponente ábside, que aunque han sido reconstruidos, tienen origen en la época medieval. En ellos se puede apreciar el simbolismo del agua, haciendo referencia al sacramento del Bautismo.
Esculturas y relieves en la nave principal
Dentro de la nave principal de la Basílica se pueden admirar las monumentales estatuas de los doce apóstoles, encajadas en grandes nichos de mármol verde, obra de Borromini y datadas en el inicio del siglo XVIII.
Sobre los nichos de los apóstoles se encuentran representadas distintas escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento, mientras que en la parte superior, entre las ventanas y en marcos ovalados de estuco con forma de guirnaldas, se encuentran representaciones de diversos profetas.
La impresionante fachada de la Basílica de San Juan de Letrán
La elegante fachada del edificio experimentó una renovación en el siglo XVIII gracias a la labor de Alejandro Galilei, quien resultó triunfador en un prestigioso concurso en el que participaron veintitrés destacados arquitectos. Es un excelente ejemplo de estilo barroco clásico.
El acceso principal está compuesto por un largo atrio con cinco puertas, y en la parte superior se aprecia una galería abierta. En el lado izquierdo del atrio se puede observar una antigua estatua romana de Constantino. La puerta central proviene del Foro Romano, específicamente de la Curia Iulia, y fue adaptada y colocada en este lugar por Borromini. A la derecha del atrio, se encuentra la Puerta Santa o Puerta Áurea, de menor tamaño pero con un gran significado para los peregrinos y visitantes. La misma fue instituida por el papa Martín V en 1423 para la apertura del rito...
En la parte superior de la fachada se alzan un total de quince estatuas de impresionante tamaño, alcanzando los siete metros de altura. Destaca la figura central de Cristo, acompañado por San Juan Bautista y San Juan Evangelista a cada lado. Además, se pueden admirar a los doctores de las iglesias griega y latina en otras estatuas. En el tímpano se encuentra un mosaico de la basílica paleocristiana representando a Jesús, agregando un toque de belleza y contenido espiritual al conjunto arquitectónico.
La Belleza del Palacio de Letrán en su Encantador Claustro
Durante un milenio, desde el año 324 en tiempos de Constantino hasta el 1305, los sucesivos Pontífices residieron en el "Palacio de Letrán" o "Patriarquío", colindante a la Basílica. Allí se llevaron a cabo cinco Concilios ecuménicos. Sin embargo, con el retorno del Papa (concretamente Gregorio XI) de Avignon en 1377, se estableció la residencia papal en el Vaticano. Posteriormente, en el siglo XVI, Domenico Fontana transformó el antiguo edificio medieval en el magnífico palacio renacentista que hoy en día podemos admirar.
En este emblemático palacio también tuvo lugar un acontecimiento histórico: la firma del Tratado de Letrán en 1929 entre el Vaticano y el gobierno italiano. Como resultado de este acuerdo, nació el Estado Ciudad del Vaticano, cuyo soberano es el Papa.
Entre los años 1215 y 1232, se construyó el Claustro Lateranense, gracias a la habilidad de varios artistas de la familia romana Vassalletto, maestros en la decoración en mármol. Este claustro es considerado una de las obras maestras de la arquitectura cosmatesca.
Las emblemáticas estructuras del Obelisco y la Basílica de San Juan de Letrán
En la famosa plaza donde también se encuentra el majestuoso Baptisterio, se alza imponente el grandioso obelisco, con un peso de 522 toneladas y una altura de 32,18 m, convirtiéndolo en el más alto del mundo.
Este magnífico monumento tiene sus orígenes en el siglo XV a.C., siendo así el obelisco más antiguo de Roma. Fue traído desde Egipto por orden del emperador Constantino, sin embargo, fue su hijo Constante II quien en el año 357 lo mandó a colocar sobre la espina del Circo Máximo.
Más tarde, en 1588, el papa Sixto V ordenó que este impresionante obelisco fuera trasladado a la Basílica de San Juan de Letrán. De esta manera, el obelisco más antiguo y más alto estaría en un lugar de gran importancia, junto a la sede del obispo de Roma. En la base del obelisco se encuentra una inscripción que recuerda la leyenda de que el emperador Constantino fue bautizado en esta misma basílica. La presencia de este obelisco egipcio, sumado a la del gran emperador convertido al cristianismo y la cruz que lo corona, deberían ser un testimonio de que toda la historia humana encuentra su culminación en Cristo, quien murió y resucitó.
Sabías que
En los Museos Vaticanos, específicamente en la Sala de Constantino, se encuentra una de las Estancias de Rafael. En este lugar, los pintores de la escuela de este gran artista han plasmado en un fresco la figura prominente del baptisterio de San Juan de Letrán. Aquí, el emperador se encuentra de rodillas ante el Papa en una escena simbólica que invita a la imaginación.
Por cierto, no puedo dejar de mencionar una curiosidad interesante. Hasta mediados del siglo XIX, en las cuadras pontificias siempre había un animal al que se le brindaban cuidados especiales. Se trataba de una mula blanca que acompañaba al pontífice en su recorrido desde la basílica de San Pedro hasta San Juan Letrán, en el día en que tomaba posesión de su iglesia.
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