Conoce a Fernando Sarrais, miembro destacado del Opus Dei
Fernando Sarrais es un nombre que resuena en los círculos religiosos del Opus Dei, una institución católica reconocida por su influencia en el ámbito de la fe y la formación de laicos comprometidos. Este destacado miembro del Opus Dei se ha convertido en una figura ampliamente reconocida gracias a su dedicación y entrega a la difusión de los valores y enseñanzas de esta institución en diferentes partes del mundo. Con una carrera sólida en el ámbito académico y una profunda fe cristiana, Sarrais es un ejemplo de compromiso y servicio a la comunidad en nombre de su fe. En esta introducción te invitamos a conocer más sobre él y su importante labor en el Opus Dei, una figura que sin duda enriquece y enorgullece a esta institución religiosa. Acompáñanos en este recorrido por su vida y su impacto en la fe católica.

La Pristineza mi Debilidad Incapaz de Ocultar
Mi mayor obstáculo en la Obra fue mi lucha por la pureza y la creatividad. Desde mi adolescencia hasta el día en que me fui, no podía pasar mucho tiempo sin caer en tentaciones. Siempre fui honesto al respecto y me confesé por mis errores. Había momentos en los que lograba superar estas caídas, pero tarde o temprano, volvía a cometer las mismas faltas. Esto sucedía incluso antes de unirme a la organización, ya que me masturbaba varias veces a la semana.
Cualquiera que haya estado en la Obra comprende el gran esfuerzo que me costó mantener esta lucha durante tantos años. Una y otra vez intentaba levantarme, pero no lo conseguía. Mientras otros se preocupaban por pronunciar correctamente la "ts" en "Sedes Sapientiae", yo luchaba por evitar masturbarme.
Debido a esta debilidad, mi vida interior se reducía a una sola cosa: no caer en la tentación. Es triste, pero así era. Mi vida contemplativa se limitaba a contar los días hasta la próxima caída.
Sólo en el mundo
A menudo me pregunto qué pasaría si un devastador terremoto dejara al mundo en soledad y yo fuera el único superviviente. En ese caso, definitivamente iría a Bruno Buozzi, la sede central de la Obra, para verificar mi hoja de servicios. Estoy ansioso por verla porque dudo que haya alguna otra hoja como la mía, ya que los 18 años que pasé en la Obra fueron realmente desastrosos. De hecho, me atrevo a afirmar que nadie que escriba aquí ha contribuido tan poco como yo lo hice.
A pesar de haber completado mi carrera de Ingeniería de manera impecable, (¡qué tonto fui, debería haber sido más astuto!) nunca me otorgaron ningún cargo, no di ninguna charla, no tuve acceso a documentos internos como los que ahora leo aquí. Nunca recité el lema "Santa María Spes nostra" en el oratorio ni tuve la llave del televisor ni vi el periódico ABC sin censurar. Bueno, quizás algo "importante": una vez di un círculo para cinco personas cuando el director estaba afónico, dos numerarios deprimidos y el cuarto...
Aunque esos 18 años también trajeron momentos de felicidad y grandes amistades, creo que estas páginas cometen una gran injusticia al no reconocer que en la Obra hay personas muy buenas y entregadas. Yo al menos conocí a algunas de ellas. Es cierto que también hay personas "talibanes" y "kamikazes", pero la mayoría de la gente que conocí eran personas normales. De hecho, entre los agregados, encontré a personas excepcionales, sanas, amables y cariñosas que vivían su entrega con ejemplaridad y sin recibir mucho reconocimiento...
La Llama de la Existencia
La Obra es, sin lugar a dudas, uno de los más grandes inventos del siglo XX, solo superada por la Coca Cola. Esta fórmula perfecta y accesible a todas las fortunas nos brinda la oportunidad de encontrar a Dios en el mundo que nos rodea. Y, en mi opinión, no hay nada más sublime que eso. Por eso, creo que merece toda nuestra consideración y atención.
Es verdaderamente impresionante la idea de poder santificar nuestro trabajo y las pequeñas acciones cotidianas. Personalmente, me llevó 20 años darme cuenta de ello y tal vez no sea la persona más adecuada para recomendarlo, pero puedo decir que a mí me ayudó. Todos buscamos darle un sentido a nuestra vida, y si no lo hacemos, corremos el riesgo de llenarla de "nada", desperdiciando nuestra libertad en vano. Ahora, yo lleno cada día de amor por los demás.
Antes mencioné que la Obra es un gran invento, y sigo creyendo firmemente en ello. Sin embargo, también podemos compararla con la dinamita o las bacterias, que a pesar de ser descubrimientos importantes, a veces se utilizan de manera destructiva. Lamento profundamente que en muchos casos la Obra, incluyendo el mío, haya sido una buena medicina pero mal aplicada.
El impacto de las plataformas virtuales y los riesgos de la web
Peligros en todas las épocas de la humanidad: la falta de control emocional y el impacto de Internet
A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado constantemente peligros. Cuando el ser humano no está en control de sí mismo, no actúa con la razón sino con los sentimientos. Esto puede conducir a acciones atroces en cualquier momento de la historia. Si una persona es buena o mala depende de quién está en control y quién juzga sus acciones. ¿Qué peligro enfrentamos hoy en día? Internet. Pero en otras épocas, hubo otros riesgos. La cuestión ahora es...
Cambios en la mentalidad y la importancia de pensar en el futuroEl profesor Sarráis señala que en la actualidad, el lema es vivir el presente y disfrutar sin pensar en el futuro o tener un plan a largo plazo. No se tiene en cuenta ser un modelo para las generaciones futuras ni se piensa en formar una familia basada en valores. Todo se centra en buscar el placer instantáneo en lugar de la verdadera felicidad. Pero hay que recordar que placer y felicidad no son lo mismo. El placer solo dura un momento y luego hay que buscar más, lo que puede conducir a adicciones.
Respecto a posibles soluciones para remediar estas actitudes, el profesor de la Universidad de Navarra opina que la historia de la humanidad es cíclica y a menudo se necesita tocar fondo para comenzar a mejorar. Cuando la sociedad se dé cuenta de la situación actual, con numerosos casos de enfermedades mentales, depresión y adicciones, quizás entonces se produzca un cambio. La conciencia general debe ser unánime en todos los ámbitos...
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Fernando Sarrais, doctor, psiquiatra y profesor de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra, nos recuerda la importancia de cultivar sentimientos positivos para contrarrestar los negativos. Para ello, propone ejercitar la mente, concentrándonos en el presente y alejando los pensamientos que nos generan sufrimiento. Además, destaca la importancia de rodearnos de compañía y afecto para combatir la soledad y el desafecto.
La pandemia ha supuesto un desafío negativo para todos, con limitaciones y contrariedades que han afectado a nuestra salud emocional. El psiquiatra señala que la duración prolongada y las consecuencias en la salud de nuestros seres queridos han afectado especialmente a nuestra capacidad de afrontamiento. Esto ha sido especialmente duro para las personas más negativas, ansiosas y temerosas, que han visto aumentado su malestar emocional.
Aunque es pronto para evaluar las consecuencias psicológicas de la pandemia, el experto cree que hay personas, familias e instituciones que han salido fortalecidas de esta experiencia. Han reconsiderado sus prioridades y han adoptado un estilo de vida más positivo. Por ello, nos invita a seguir cultivando pensamientos y emociones saludables, y a rodearnos de afecto y compañía para afrontar cualquier desafío de una manera más positiva y equilibrada.
La Esencia Femenina del Opus Dei Una Pamela Anderson en Potencia
Antes de unirme a la Obra, mi vida era bastante normal. Con altibajos, pero normal al fin y al cabo. Después de muchos años de vivir de manera ascética y opresiva, mi obsesión por el sexo me bloqueaba. Todo lo que veía eran piernas largas, mujeres que me lanzaban miradas, revistas que mostraban mujeres con grandes pechos que parecían cobrar vida para sonreírme pícaramente cuando iba a comprar tabaco.
A pesar de todo, yo no me daba por vencido, luchaba con todas mis fuerzas para evitar caer en la tentación, para alcanzar la pureza que parecía siempre escurrirse entre mis dedos, para no sentirme incómodo al entrar en la universidad como si estuviera en el probador de Zara para mujeres. Y como muchos otros, terminé acudiendo a la Clínica para ver si la Madre del Amor Hermoso, a quien tengo devoción, y el doctor Sarrais, podían ayudarme.
Cuando fui al psiquiatra en la Clínica de Pamplona, además de pastillas para dormir, me recetó SEDOTIME, un anticonceptivo llamado ANDROCUR, que se traduce como "curación de la masculinidad", o algo así. Era un inhibidor de la testosterona. Todavía recuerdo, como si fuera ayer -y no exagero- lo que me dijo el director: "con esto, aunque sea artificial, no tendrás que luchar por la pureza". Y así fue, con esas píldoras, mi deseo sexual desapareció y no volvió a aparecer hasta que terminé la caja. Incluso llegué a creer que lo había perdido por completo...